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Lo que aprendí de mi viaje a San Cristóbal de las Casas: Pawer Challenge

APLAUDIENDO

 Esta semana tuve la oportunidad de visitar por primera vez San Cristóbal de las Casas, uno de esos lugares mágicos y enigmáticos de la República Mexicana que todos en esta vida deberíamos de visitar por lo menos una vez.

 Profesionalmente me encuentro en uno de esos momentos donde parece que todo en esta vida vuelve a cobrar sentido y donde cada una de las decisiones  y riesgos tomados anteriormente, comienzan a tener un «por qué» en esta vida.

 Cuando decidí independizarme como wedding planner, uno los principales objetivos al momento de elegir el logo, era que quería que con este la gente ubicara que soy mexicana, siempre me he sentido muy orgullosa de nuestra cultura, y soy amante de sus tradiciones y artesanías, por eso amo tanto diseñar bodas con toques mexicanos, porque le doy «vuelo a la hilacha de la creatividad», mi prima Zaida, diseñadora de la marca Pineda Covalin, hizo un trabajo excepcional con el logo del corazón.

 Ahora con los cursos, uno de mis principales objetivos, es que cada rincón de este país vea el infinito potencial que tenemos como destino de bodas, y que veamos más allá de lo que ya ven nuestros ojos, que trabajemos juntos como industria para potencializar nuestro país como un «MUST» para bodas destino y que nos sintamos todos los días orgullosamente mexicanos y le «saquemos jugo» a  las infinita posiblidades que podemos ofrecer a nuestros clientes al elegir cualquier estado de nuestro país para celebrar una boda destino memorable.

 Cuando me llega la invitación para ir a San Cristóbal de las Casas por parte de la APSE de San Cristóbal de las Casas (Asociación de Prestadores de Servicios para Eventos A.C.), representada por Kike Narvaez, experto organizador de eventos en Chiapas, me fascinó la idea de poder ir dando un paso más en mis objetivos impartiendo el curso de Ventas, y es así como de nuevo, todo empezaba a «cuadrar» y a tener sentido.

 Comenzábamos el curso el día martes por la mañana, así que el Lupita y yo nos aventurábamos a «volar» hacia Chiapas el día Lunes a medio día, sin saber la gran prueba que nos tendría el destino… y es que uno habla y escribe de superar retos, pero eso no quiere decir que cuando la vida te los presente, te sea más fácil superarlos…y es ahí donde vienen las lecciones.

   Después de 5 horas de «vuelo retrasado», a las 8.30 pm, nos dan la noticia que el Aeropuerto de Puebla, permanecería cerrado, así que no habría vuelos ese día…¡¡¡¡osea nos habían cancelado el vuelo!!! después de que «me brincara el ojo», sacara al «Hulk» que llevo dentro reclamando que me tenían que reponer el vuelo, y me dieran una solución en  el mostrador de la aerolínea porque yo sí o sí tenia que estar al día siguiente en San Cristóbal y todo un séquito (Agencia de viajes, APSE San Cristóbal y Lupita) trabajando en una estrategia para ver ahora qué podíamos hacer, me dirigía a la CAPU (Central de Camiones de Puebla) para viajar durante la noche y llegar a San Cristóbal, único chance, alcanzar el camión de las 10.50 pm, así que agarramos maletas, tomamos un taxi y nos fuimos del aeropuerto a la CAPU, donde nos encontramos con la otra sorpresa, el camión venía 2 horas retrasado, «long story short» (para no hacérselas tanto de emoción) nos aventamos en total 21 horas de viaje, pero ¡¡¡lo logramos!!! APSE logró contactar a todos los asistentes al curso quienes súper lindos entendieron el imprevisto que habíamos tenido, y comenzamos a dar el curso por la tarde, en lugar de en la mañana.

ARREGLOS

Y así comenzaba  un curso llena de inspiración y cansancio, para ser honestos,  cansancio que desapareció gracias a las ganas, convicción y buena vibra del grupo de 37 participantes que reconoció su «Chispa y Corazón» y se pusieron a «chainearla» (sacarle brillo para los que les falta «barrio»).

Al segundo día tuvimos oportunidad por la tarde de dar una vuelta por algunas calles de San Cristóbal, donde Lupita y yo parecíamos estar en Disneylandia, no sabíamos para dónde voltear, las dos somos «mega fans» de la cultura mexicana, las artesanías y de todo lo mexicano que tiene «Chispa y Corazón» y pues San Cristóbal, lo que les diga se queda corto, lo tiene todo, qué lugar tan increíble, quedé totalmente enamorada, fue una visita corta, pero sin duda, así como San Cristóbal está trabajando por dar a conocer su destino y todos están trabajando juntos como industria hacia un bien en común, cada rincón en este país puede hacerlo.

  Fue un viaje largo y cansado, pero estar allá compartiendo con tantos profesionales,  ahora «Challengers» dispuestos a crecer, ver que han reconocido su potencial y una infinidad de oportunidades para generar mejores productos y servicios y posicionarse haciendo lo que aman, ha sido una de las experiencias más gratificantes de este año. Gracias San Cristóbal, gracias APSE, gracias a los patrocinadores, a todos los que reconocieron sus «súper poderes» y hoy dan lo mejor de sí para ser la mejor versión de sí mismos.

FOTOS OFICIAL CON TODOS LOS ASISTENTES

 Tengo para escribir otro libro de mis experiencias esta semana, sin duda les debo un segundo post de todo lo bonito que viví,  pero hoy les quiero compartir, que las grandes lecciones y los grandes obstáculos siempre vienen ligados a una gran recompensa, yo después de 21 horas de viaje, y de vivir un cansancio físico intenso, me siento extremadamente agradecida con APSE, San Cristóbal, Kike Narváez por creer en este proyecto y todos los asistentes por toda esa «chispa y corazón» que reconocieron y dejaron en el curso, lo mejor está por venir, regreso pronto San Cristóbal, y te quedas en mi corazón por siempre.

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Por último quiero agradecer la increíble cobertura fotográfica por parte de Bernardo Montoya. Pronto en el post más sobre la increíble sesión que tuvimos con el antes de dejar San Cristóbal.

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